En promedio, las células de tu cuerpo son reemplazadas entre cada 7 y 10 años.

Pero no todas tienen los mismos ritmos vitales: algunas viven unas pocas horas mientras que otras, varias décadas.

Las células de los lentes de nuestros ojos, por ejemplo, viven tanto como nosotros.

En parte somos el mismo organismo que se formó desde antes del nacimiento, y en parte somos un conglomerado de células nuevas.

Y yo me pregunto, si tu cuerpo ya no es en gran porcentaje el que eras cuando pequeño...

¿Qué queda entonces en ti de la niña o el niño que fuiste?

Tu niño interior es la memoria de ti mismo que vive dentro de ti.

Somos el producto de lo que hemos vivido.

Vemos el mundo exterior con los ojos de nuestro mundo interno, ese que se conformó desde que estabas en el vientre de mamá, y durante tu infancia.

Las palabras que escuchas en tu diálogo interior hoy, resuenan  como un eco de las que llevas dentro. En tu niño interior.

Llevamos mandatos que creímos correctos cuando fuimos niños porque cuando eres niño no analizas, sino que guardas.

Y casi todo lo guardas a nivel inconsciente, lo que termina dictando luego la forma como te relacionas con el mundo y repitiendo patrones, sin darte cuenta por qué.

Guardas lo que te viene del entorno y de las figuras que estaban ahí para brindarte amor y cuidado.

Y puede que te lo hayan brindado. O puede que no.

Puede que hayas tenido una infancia feliz. Puede que no.

Los hechos no se pueden cambiar, pero la relación que tienes con tu historia SÍ.

Cuando reconoces y adoptas a tu niño interior, entablas contigo una nueva relación:

Ganas seguridad y amor propio al desprenderte de modelos obsoletos que auotmáticamente tomaste de las figuras significativas de la infancia.

Este reconocimiento sólo lo puede hacer el adulto que hoy eres.

¿Pero cómo puede el adulto de hoy ser contenedor si lleva adentro un niño que se sintió herido, dolido, rechazado o abandonado? Tal vez te estés preguntando...

Porque la mujer adulta que eres, o el hombre adulto que eres (sé que por aquí se pasarán algunos) no lo tiene que hacer solo. 

Y esto es lo que haremos en el Taller Al rescate del niño interior.

Para poder ir al rescate de tu niño interior, primero vas a ser sostenida por una energía amorosa, acogedora, que te acepta absolutamente, la energía de la Gran Madre.

Y desde esta energía, vamos a integrar a tu niño en tu adulto contendedor.

Cuando vas al encuentro del niño interior:

Creces internamente.

Reconoces tus conflictos y sabes qué necesitas para sanarlos.

Aprendes a expresar lo que sientes porque confias en tus sentimientos.

Negocias y aceptas límites que son esclarecedores.

Dejas de interpretar las opiniones de otros como una descalificación sólo porque no coincide con lo que piensas.

Es cierto que a veces quisieramos llevar un letrero colgado que diga, apréciame, hazme sentir que soy importante para ti, que sea visible para todos y que sea esto lo que nos den.

Pero es sólo cuando nos valoramos, cuando nos aceptamos, cuando nutrimos nuestro amor propio, que el mundo externo cambia, y se nos revela distinto. receptivo y acogedor.

A veces, eso que nos impide generar la vida que queremos es que no hemos sanado nuestras heridas de la infancia que dejaron comportamientos y creencias que no nos funcionan y nos siguen repitiendo lo que no queremos.

Sería maravilloso poder regresar al pasado y que esas heridas fueran sanadas.

Que alguien nos dijera en un momento de miedo que estaba ahí para protegernos.

Que alguien nos diera cobijo y cariño cuando los necesitábamos.

Que nos explicaran lo que estaba pasando y nos dijeran lo que iba a pasar...

Y no tienes que esperar a que alguien lo haga por ti. Ya no. Porque ese alguien ahora eres tú.

Tú puedes ir al encuentro de tu niña interior y  darte aquello que en los momentos clave necesitabas para sanar, desde un abrazo, una mirada de aceptación, una explicación de lo que pasaba, un gesto de aprobación, hasta unas genuinas palabras de amor.

Y en tu presente, puedes hablarte como te hubiera gustado que te hablaran, tratarte como te mereces y cuidarte como tu ser, tu Niño de las Maravillas,  anhela sentirse cuidado y atendido.

Puedes hacerlo, y yo te ofrezco este espacio, mi guía, mi sostén y mi compañía.

Para trascender las heridas y activar la simplicidad, la curiosidad, la capacidad de asombrarse, de explorar, inventar, soñar, jugar, crear.

Esto será lo que haremos en el taller vivencial del próximo sábado 18 de junio: Ir al rescate de tu niña interior.

Voy a guiarte, desde la meditación, el movimiento y la escritura, en un encuentro grupal para atender lo tu niño interior te pida, y despertar la ilusión, la creatividad, la espontaneidad y la alegría.

¿Qué veremos en este taller?

¿Podré participar del taller si no tengo ninguna experiencia previa meditando o apenas estoy entrando en el camino de mi crecimiento espiritual?

Claro que sí. En este encuentro  usamos el poder del corazón, que tanto tú como todas las personas poseen, y para eso no necesitas tener ningún conocimiento teórico, unicamente apertura, curiosidad y confianza.

Además, no sólo vamos a meditar, vamos a mover el cuerpo, a escribir, a sentir y soltar. a jugar y crear.

Si tu alma te dice, por aquí es, te doy la bienvenida, toma tu lugar:

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